martes, 25 de agosto de 2009

Los mejores 10k entre familia y amigos


En la foto de izquierda a derecha, Mimecita, el Diego, mi papá y el Pupo. De fondo, imponente como siempre, mi colegio el Mayor de San Bartolomé.

Ha pasado casi un mes desde el 2 de agosto en que corrimos la Media Maratón de Bogotá, pero el sentimiento no ha cambiado: no hay nada como estar entre familia y amigos.


Decidí participar en la categoría de 10k por una laringo-amigdalitis con algo de gengivitis… mejor dicho tenía inflamada hasta la lengua por culpa de una dura bacteria que me tuvo con fiebre hasta un par de días antes de la carrera.

Quedé muy bajo de defensas y aunque ya me sentía mucho mejor, lo más lógico era no arriesgar e ir por los 10k, una distancia que puede sonar suave pero en realidad es exigente para alguien que lleva 8 días en cama.

Allí estábamos: en la foto de izquierda a derecha, Javi, yo, Diego, mi abuelo, Juliancho mi primo, mi tia Piedad, Ximena, abajo Pupo el novio de ella, mi papá y Diego un amigo de Pupo. Creo que el tomó la foto fue el que no falta: Carlitos Caballero. Tuvimos un visitante de honor: Jose Ricardo quien venía de Valladolid y quien me contactó por este blog! Algún día nos reuniremos cientos de nosotros a correr en algún lugar de Colombia, convocados desde este blog… se los apuesto!

Javi, Carlitos, Piedad y Juliancho, se fueron por los 21k, mientras que el resto fuimos por los 10.

Yo pensaba solo en mi recuperación, en las sensaciones al correr de nuevo, en tomar unas buenas fotos, pero ese día resultó ser inolvidable por que recordé algo que había aprendido hace muchos años, por allá en el 2004 cuando me embarqué en este cuento de romper mis límites día a día con unos tenis puestos: todos tenemos nuestra propia meta y todo aquel que la alcanza debe ser considerado un ganador.
Ese día vi a mi hermano gozarse la carrera a pesar de que todos le decían que le faltaba entrenar y que estaba gordo… vi a mi abuelo de 75 años, atravesar la ciudad casi sin despeinarse, vi a mi papá cuidándonos a todos, consciente de que el principal objetivo de ese día sería tenernos a todos sanos y salvos en la meta para la foto oficial.

Pude ver también a Javi dedicándole la llegada a la hermosa María Juanita Gil Herrera, asi como vi a Carlitos romper su record en 21k (1h49min) de lo cual me sentí especialmente orgulloso por ser su mentor.
Vi a mi tía llegar, mamada, exhausta, pero con la sonrisa de oreja a oreja y pensé: yo ayudé a que ella de verdad creyera que podía hacerlo… que bacano.

Por supuesto vi 45 mil personas corriendo todos hacia la misma meta, se me aguaron los ojos como siempre cuando arrancó la carrera, pero se me aguaron mas cuando vi cruzar la meta a mi hermana.

Ximena, mi hermana, o mimecita como le decimos de cariño, llegó ese día con la expectativa de arrancar la prueba y ver que podía pasar. No se si en broma o en serio dijo después de la carrera que esperaba irse despacito atrás, cosa de que si se ponía dura la carrera, pues cogía un taxi y llegaba a la meta… para mala (o buena?) suerte de ella, yo ese día no corría contra el cronómetro y como cosa del destino, decidí acompañarla desde el inicio hasta la meta.

Arrancamos cautelosos, despacio y con un poco de mala fortuna, pues a los 500m de iniciada la carrera mimecita tuvo que entrar al baño… de esas cosas que sólo se le perdonan a los principiantes! Afortunadamente dimos con un baño de cafetería en la 7ma con 24 mas o menos.
Doblamos a coger la Av El Dorado. El rio de gente era impresionante. De vez en cuando nos llamábamos al cel con mi papá quien estaba un poco mas adelante con mi abuelo. En el Park Way nos encontramos. Nos tomamos fotos. Ximena me asustó un poco cuando me dijo que le dolía un brazo y el cuello. Podía ser muscular o… el corazón. Le bajamos el ritmo y empezó a respirar de una forma mas relajada y eso funcionó. Pasó el susto. Llegamos a Galerías y todo era fiesta: la gente animando, los canticos de los corredores del Ejercito y todo el color de una carrera que ya tiene fama mundial.

Subimos el puente de la 53 con cra 30. Ya se siente el cansancio. Por primera vez en la carrera mimecita admite su cansancio y pide parar. Bajamos el puente caminando y eso nos da para recomponer fuerzas. Han pasado un poco mas de 6 kilómetros en ese momento. La verdad yo también voy algo de cansado. No es por disculparme, pero como hablábamos con mi papá al llegar, cuando uno va a un ritmo mas lento de su ritmo normal, el cuerpo se cansa mas, pues los músculos tienen memoria y se acostumbran a trabajar a un ritmo óptimo.

Tomamos de nuevo impulso. Hace algo de calor. Mi abuelo y mi papá se quedan atrás. El viejo se ve cansado, pero tiene esa mirada de llegar a toda costa. Es una mirada que en las carreras es mas común entre la gente mayor que entre los jóvenes. Cuando salgan a ver una media maratón o una maratón, fíjense en la parte final en la cara de los de 30 años comparada con las de los 50 y 60 y sabrán de lo que estoy hablando.

Km7. Mime me pide que paremos de nuevo. Está cansada realmente. De hecho ya a esa altura de la carrera, estamos superando su record de tiempo y distancia corriendo. Y es que no vamos de paseo, vamos a un muy buen ritmo de 6,5 minutos el kilómetro.
Caminamos un buen tramo. Nos vemos con mi mamá en la esquina del Simón Bolívar. Yo sabía que si ya veía el Simón, sentiría que ya estábamos muy cerca, aunque en la realidad eso no es tan cierto. Aun faltan 2,5 kilómetros, quizá los mas difíciles.

- Vamos a caminar hasta la pancarta de los 2k, por que de ahí en adelante vamos a correr – le dije.

Ella me miró con algo de incredulidad pero me siguió la corriente. Tomamos impulso al llegar a la pancarta y volvimos al ritmo anterior. Había cansancio pero faltaba poco.

Entonces, cuando a penas cogíamos ritmo de nuevo en la curva para tomar la av 68 que nos dejaría a solo una curva de la llegada me dice: - ay nene (frase típica de cariño entre mi hermana y yo)… no doy mas, dale tu –

No entendí. Cómo así que dale tu? Cómo asi que después de hacer los más difícil se queda en el remate final?

No se lo permití. Fui un poco duro, pero la tomé de la mano y le dije que nada de eso, que íbamos a llegar no caminando ni trotando, sino corriendo, mamados pero habiéndolo dejado todo.

Yo creo que me siguió la corriente sin estar muy convencida, pero al fin y al cabo no paró de correr. Le dio y le dio por toda esa desmoralizante Av 68. Pasamos mil puentes peatonales, después de cada cual yo le juraba que seguía la curva que nos mostraría la meta. Podría haberle jurado hasta que nos iban a arrastrar en una moto contar de que no paráramos hasta la meta.

Y aún cuando no hubiese sido menos berraca por parar… no paró.

Le dio con todo hasta la curva y cuando vimos el reloj al fondo con la anhelada meta, siguió creyendo en que lo mejor ante el dolor y el cansancio era darle mas duro, mas duro, mas duro hasta la meta. Y rematamos pasando unas veinte personas, gritando de felicidad por haber llegado.

Fue entonces que entendí lo que les contaba: yo pensé que ese día, estaba perdiendo la oportunidad de hacer un buen tiempo de Media Maratón que me clasificar mejor en una Maratón.
Pensé que era mejor no arriesgar al estar bajo de defensas y por eso iba a regalar un día de entrenamiento duro. Pero lo que no sabía es que los verdaderos retos no se ponen en minutos ni en kilómetros sino es sacarnos de la mente que no podemos hacer algo.

Yo hubiera apostado ese día antes de arrancar, que yo era capaz de correr los 21k así llegara al borde del desmayo, pero no hubiese apostado por que mi hermana llegara con pique de raponero al final de los 10k.

Me tocó ver lo segundo, pude estar ahí viéndola cruzar y creo que ayudé un poco.

Y saben que? Esa medalla que me dieron de 10k, no la cambiaría por ninguna de 42 o 100k, por que me enseñó que cada uno de nosotros tiene una pequeña victoria que alcanzar, no siempre la misma nuestra y que en este deporte tan solitario, a veces también estamos destinados a triunfar en equipo.
Con la mime, mi mamá y Diego en el Simoncho en el punto de encuentro de todos los años.

Bitácora de Maratón
En los últimos días he podido ver como cambian los objetivos de un día para otro.
Les contaré mas en la siguiente entrada de este blog, pero por ahora les adelanto que Chicago se aplaza un año.
Ahora estoy en una Fase -1 ó de Recuperación de una cirugía de Hernia Discal (L4-L5).
Es curioso que hasta hace un mes soñaba con hacer 42k en menos de 4 horas y hoy esté plenamente concentrado en poder caminar 20 pasos en talones o en recuperar al 100% la movilidad de mi pie derecho… las pequeñas victorias de las que hablaba antes.

“El caminante vencerá el camino” Proverbio chino.